Cuando tienes de marco el parador de Chinchón, una pareja ilusionada y dispuesta a que todo fluya y unos invitados animados y colaboradores con muchas ganas de pasarlo bien, las probabilidades de éxito son muy altas. Y eso es lo ocurrió en la boda de Ricardo y Ana. Desde que empezaron a prepararse y a vestirse pude notar que esa no iba a ser una boda más. Y creo que así fue….